VIAJE AL CORAZÓN DEL OTOÑO
Tocaba Taller Fotográfico en la Selva de Irati y hacia allí partí, bien acompañado y escoltado por mi hijo pequeño, también aficionado a esto de la fotografía. El otoño de Irati nos esperaba en todo su esplendor.
Aterrizamos ya bien entrada la noche en el Aeropuerto de Bilbao. Faltaba luz, así que directos al hotel a dormir un poco, prestos a madrugar para disfrutar del amanecer en un paraje inigualable como es San Juan de Gaztelugatxe.
SAN JUAN DE GAZTELUGATXE
Gaztelugatxe, islote de la localidad vizcaína de Bermeo, País Vasco. Unido al continente por un puente de dos arcos, sobre la cima hay una ermita dedicada a San Juan que data del siglo X, aunque algunos descubrimientos la fijan en el siglo IX, edificada sobre los restos de un castillo adscrito al Reino de Navarra y que fue asediado, sin ser tomado, por las tropas castellanas. Junto con otra pequeña isla vecina, la de Akatx, forma un biotopo protegido.
FOZ DE ARBAYUN
Tras recuperarnos del madrugón con un desayuno copioso y agradecido, tomamos ya dirección a la Selva de Irati en Navarra. No obstante, un buen amigo nos dio un gran consejo: Parad de camino en la Foz de Arbayún, os sorprenderá. Y vaya si lo hizo. A pesar de no ser la mejor luz, pudimos disfrutar de la espectacular vista desde el mirador.
La Foz de Arbayún está situada en el este de la provincia de Navarra, a unos 15 km de Lumbier en dirección a Navascués.
Se trata de un profundo cañón excavado por el río Salazar en la roca caliza de la Sierra de Leyre, que tiene unos 6 km de longitud y casi 400 m de profundidad de paredes verticales.
Está declarada Reserva Natural como protección a la mayor colonia de buitres leonados de Navarra, además de contar con otros tipos de rapaces como el águila real, el alimoche y el quebrantahuesos.
SELVA DE IRATI
El bosque o la selva de Irati es un bosque repartido entre el norte de Navarra (España) y los Pirineos Atlánticos (Sola y Baja Navarra) en el suroeste de Francia.
Por su parte española está situada en el valle del río Irati, entre los montes de Orzanzurieta y Roncesvalles al oeste, y el monte Orhi al este. El límite sur lo pone la imponente mole de la Sierra de Abodi. Los principales accesos son por el oeste por Orbaiceta (Valle de Aézcoa) y por el este por Ochagavía (Valle de Salazar).
Se trata de la mayor masa forestal de Navarra y uno de los mayores y mejor conservados bosques de hayas y abetos de toda Europa. A pesar de ser un bosque explotado forestalmente desde los siglos XVI-XVII, el respeto y el buen hacer de los habitantes de estos valles ha hecho que se conserve en total plenitud. Existen dentro de la zona diversos espacios protegidos: todo el Irati es una ZEPA (Zona de Especial Protección de Aves), así como zonas protegidas como Reserva Natural o Reserva Integral del total de 17.000 ha del bosque.
Amaneciendo en el Puerto de Larrau
Tras instalarnos en el Hotel y disfrutar de una buena cena y un buen descanso, tocaba madrugar nuevamente para ascender por la zona Este de la Selva de Irati (Ochagavía y el Valle de Salazar) hasta el Puerto de Larrau, paso fronterizo con Francia. Casi en su cumbre, paramos a la altura del icónico árbol que tanto juego da.
Bosque, otoño y niebla
Allí, en el Puerto de Larrau, nos tocaba esperar el amanecer, con una espesa niebla que presagiaba lo bueno que vendría después. Vistas hacia las cumbres de Pirineos en el horizonte y sobre la Selva de Irati cubierta por la niebla. Elementos espectaculares en fotografía. Si hay un ingrediente esencial en la fotografía de bosques es, sin duda, la niebla. Y allí la tuvimos en todo su esplendor.
Casas de Irati y Cascada del Cubo
Bajamos de Larrau y nos adentramos en el Parque Natural, por la entrada Este, desde Ochagavía. El centro de acogida de Casas de Irati es una de las puertas de entrada a la selva del Irati más utilizadas por los turistas. También conocidas como las Casas del Rey, están situadas a 100 metros de la ermita de Nuestra Señora de las Nieves. En la denominada “Casa de los Guardas” encontramos los servicios de hostelería, una sala de exposiciones y espacios para charlas y reuniones. Al espacio se puede acceder en primavera, verano y otoño. En invierno las Casas de Irati están cerradas, por lo que lo más recomendable es visitar Irati desde la estación de montaña Irati-Abodi.
Tras pagar la tasa de entrada y estacionado el vehículo, una pequeña caminata por el maravilloso bosque nos llevó hasta la icónica Cascada del Cubo. Un placer sentirse abrazado por el bosque y observar cómo se precipita el río, paso a paso, formando esta preciosa cascada. Después, un tranquilo recorrido por la orilla del río para apreciar los colores del otoño.
Camino de vuelta, disfrutamos de la puesta de sol desde el Paso de Tapla, donde esta vez, no nos acompañó la buena luz.
Nuevo amanecer en Larrau
Nuevo madrugón para volver a subir al Puerto de Larrau, esta vez hasta su punto más alto, justo en el paso fronterizo. Al llegar arriba, el viento soplaba tan fuerte, que el objetivo de fotografiar el amanecer no era posible. Decidimos bajar al punto donde disfrutamos de la salida del sol el primer día y, esta vez sí, contemplamos la salida del sol sobre las cumbres de Pirineos.
El Arco Iris y el arbolito
Pero la mañana aún nos iba a deparar una nueva sorpresa. Así, de forma tímida, comenzó a formarse un pequeño arco iris. Primero casi imperceptible, luego mejoró. Rápidamente buscamos un encuadre con algo para enmarcar. Y claro, ahí estaba, majestuoso, el icónico arbolito. Fue el mejor modelo posible de esta ubicación, posando elegante para nosotros. La pena fue que el arco iris seguía siendo tímido y no quiso mostrarse completo.
Embalse de Irabia
Y ya, para despedirnos, tocaba visitar la Selva de Irati por la otra entrada, por el Oeste, por Orbaiceta. Llegamos hasta el final de la pista, al Embalse de Irabia, un lugar especial para todo amante de la naturaleza.
Allí, en el corazón del bosque del Irati, esta presa, utilizada para usos hidroeléctricos, se convierte en punto de referencia para la majestuosidad del parque: hayas, abetos... Los colores del otoño, en todo su esplendor, se unen a los verdes del musgo y los azules del agua del embalse de Irabia y del río Irati.
LA DESPEDIDA
Y finalmente, tocó despedirse de este viaje. El reloj apremiaba, había que coger el coche de vuelta a Bilbao y volar desde allí a casa. No había tiempo para más y muchas cosas quedaron pendientes (la vieja Real Fábrica de Armas de Orbaizeta, la Foz de Lumbier, el mirador del Embalse de Itoitz...). Como dicen, siempre hay que dejar algo para la vuelta. Y desde aquí puedo acreditar que volveré. Volveré a este lugar que, en plena explosión del otoño, te deja profundamente marcado.
Finalmente, agradecer con todo el cariño a Rafa Irusta como anfitrión y al resto de fantásticos compañeros con los que compartimos mi hijo y yo esta aventura fotográfica que, una vez pasadas unas semanitas y con las fotos del viaje ya reveladas, puedo considerar COMPLETADA.